Ser cuidador de una persona con Alzheimer es una tarea difícil. Requiere de mucha atención y dedicación. Es una prueba que requiere múltiples cambios en la vida y para ello hay algunos consejos que pueden servir para sobrellevar la situación.
La persona cuidadora necesita el soporte de su familia y amigos para superar el día a día y el estado de ánimo cambiante del paciente. Hay consejos para ellas. Acá ofrecemos algunos para que elijan los que mejor puedan adecuarse con su situación.
-Mantenga la calma. No se encolerice. Esto no sirve para nada pues su familiar no se comporta según las reglas habituales, familiares, sociales o de convivencia. Las olvida. Su conducta no responde ya a una lógica. Reacciona respondiendo a un estado mental que no es como el suyo.
-Sea flexible y adapte la rutina. Aproveche los momentos del día en que la persona está menos confundida y con más disposición a cooperar para realizar las tareas más difíciles.
-Déjele vivir a su ritmo sin intervenir sistemáticamente en su manera de vivir. Hay que evitar actitudes como impedirle realizar las actividades caseras porque las lleva a cabo mal o de una manera que a usted no le gusta; y la que consiste en dejarle hacer lo que quiere. Si su actividad no es peligrosa para él o para los demás miembros de la familia, déjele libertad para continuarla, incluso si su actitud es extraña o no habitual. Manténgase firme impidiéndole actividades que pueden llegar a ser peligrosas.
-Comunicación. Al hablar con la persona con Alzheimer, llámala por su nombre para asegurar que tienes su atención, háblale con un tono pausado y amable, dándole tiempo para encontrar las palabras correctas y expresarse.
-No discuta con él. La persona con Alzheimer puede encontrar buenas razones para justificar sus olvidos. Puede acusarle de cosas por olvido, pero no discuta con él.Su lógica ha dejado de ser la misma.
-Facilítele las tareas diarias, como el vestirse o el baño, dejándole todo preparado para evitar que el paciente tenga que sortear dificultades.
-Cuídese a sí mismo. La más bella de las abnegaciones no le dará la fuerza física para resistir a los cuidados y a la atención que es preciso dispensar durante las 24 h. del día. Pida ayuda cuando lo necesite, tome descansos y siga disfrutando de sus pasatiempos, además de tener una alimentación adecuada.
Siga estos consejos y conseguirás adaptar la rutina a la nueva situación. Habla con el médico y consulta grupos de apoyo. ¡No estás solo!